En el 2022 mi cuerpo me hablo fuerte y claro, no podía seguir viviendo reprimiendo mis emociones, viviendo a un ritmo insostenible, en desconexión de mi cuerpo, alejada de mi esencia femenina y rígida por dentro y por fuera de tanto querer controlar.

Por años viví mi vida en automático desde la mente, ignorando por completo los mensajes que mi cuerpo me enviaba, hasta que una crisis de salud que se presento como: insomnio, desbalance hormonal, perdida de libido, incapacidad para caminar, dolor físico, agotamiento crónico y una desconfianza profunda en mi misma. Todo esto me llevo a reconsturir el vínculo con mi cuerpo, comprendiendo que nada afuera puede cambiar si no cambia primero adentro.

Los últimos años de mi vida los he dedicado a estudiar el baile como una práctica espiritual y como el cuerpo femenino somatiza nuestras emociones. 

Cuando bailamos abrimos espacio para una conexión espiritual y para que las emociones que inconscientemente hemos reprimido tengan un lugar para ser liberadas.

Creo firmemente que el baile nos re conecta con nuestro poder femenino, nuestra energía vital y nuestra verdadera autenticidad.